jueves, 1 de octubre de 2009

Columna para diario PERFIL


¿Que por qué canto? Porque sino canto no puedo respirar…
Cuando tenia tres años mi mamá me preguntaba aturdida: ¿ Podes parar de hablar? Y yo le respondía que si no hablaba no podía respirar.
Tal vez el hablar con los años se transformó en cantar. Puedo estar callada un rato pero no me pidan que no cante.
Un día viendo un video de Janis Joplins me surgió una pregunta: ¿Qué ocurre con algunas mujeres cuando cantan? ¿Qué traen consigo al escenario que nos dejan eclipsados a nosotros los que las miramos/ escuchamos?
Liza, Callas, Tita Merello, Libertad Lamarque, Lolita, Piaff, Janis, Elis, Cassia, Ella, Billie y la lista sigue diez mil caracteres más.
Hay algo en ellas que trasciende el mero hecho de cantar, la música o un escenario… Es magia, magia de verdad, sin trucos…
Edith parece quebrarse pidiendo amor, Callas venga los desamores, Janis y Cassia gritan y se desbordan como nenas caprichosas…
Hace varios años me encontré, como en el cuento el mago de Oz, en un camino que se abría en dos.
De un lado estaba la ruta que seguiría una cantante lírica correcta, un sendero sinuoso, difícil de caminar, una hazaña.
Del otro lado me tentaba, me tiraba de un hilo, la bifurcación: buscar mi propio lenguaje, permitirme el desborde, la locura, la risa, subir conmigo al escenario algo más que una canción, una mochila llena de cosas para contar, para decir.
Los dos caminos son difíciles y requieren minimamente de un compromiso con la música, el arte y de mucha valentía.
Al elegir el segundo camino deje atrás muchas cosas, años de estudio y me arriesgue a que me tilden de hereje pero respete mi propia naturaleza.
Ahí esta la respuesta…
Estas mujeres que cantan y que me eclipsan cuando las miro mover sus manos, llorar en un sol bemol, hacer magia eligieron el segundo camino y llegaron a Oz.
Hoy me descubro pisando este sendero y ni siquiera pasé la cabina de peaje pero en verdad me hace inmensamente feliz saber que soy fiel a mi respiración.
Me divierte homenajear con humildad a tres mujeres que admiro y necesito: María Callas, Libertad Lamarque y Piaff. Recreando momentos dolorosos, decadentes y brillantes de sus vidas.
Es un vértigo y un riesgo.
Si ya sé…piensan que estoy loca.
No tengo una superproducción detrás.
Tengo un músico, mi querido Julián, que siempre me acompaña en estas cruzadas y con el gran sostén de mi directora Liliana Pécora que ama a estas mujeres más que yo.
Un pequeñísimo escenario en el Centro Cultural Caras y Caretas y un micrófono.
El que quiera oír que oiga...
La respuesta de qué me fascina de ellas aún no la tengo, presumo que tal vez sea esa carga de verdad en la sangre que traen ellas consigo cuando cantan… como si el sonido saliera de las entrañas.
De todas formas con la pregunta me alcanza.
No pretendo llegar a Oz…Sólo necesito respirar.