Los
catorce puntos esenciales para enseñar son:
1. Haber cantado —no necesariamente
haber sido un cantante famoso.
2. Haber estudiado con un gran maestro de la escuela verdadera.
3. Haber escuchado grandes artistas
4. Tener genio para impartir conocimiento.
5. Amar la profesión.
6. Ser músico.
7. Conocer la música vocal antigua y moderna del mundo.
8. Ser capaz de enseñar todas las ramas del arte del canto —opera, oratorio, música sacra, canciones, roles solistas, etc.
9. Poseer conocimiento de la literatura musical más importante del mundo.
10. Conocer, al menos, los cuatro idiomas principales.
11. Tener, sino conocimiento, al menos interés por todas las otras ramas del arte.
12. Poseer instinto patológico, fisiológico y psicológico —y, de ser posible, conocimiento— ya que el alma y el cuerpo deben estar perfectamente de acuerdo para que la voz sea entrenada a la perfección.
13. Tener la energía necesaria para guiar mortales.
14. Paciencia.
2. Haber estudiado con un gran maestro de la escuela verdadera.
3. Haber escuchado grandes artistas
4. Tener genio para impartir conocimiento.
5. Amar la profesión.
6. Ser músico.
7. Conocer la música vocal antigua y moderna del mundo.
8. Ser capaz de enseñar todas las ramas del arte del canto —opera, oratorio, música sacra, canciones, roles solistas, etc.
9. Poseer conocimiento de la literatura musical más importante del mundo.
10. Conocer, al menos, los cuatro idiomas principales.
11. Tener, sino conocimiento, al menos interés por todas las otras ramas del arte.
12. Poseer instinto patológico, fisiológico y psicológico —y, de ser posible, conocimiento— ya que el alma y el cuerpo deben estar perfectamente de acuerdo para que la voz sea entrenada a la perfección.
13. Tener la energía necesaria para guiar mortales.
14. Paciencia.
Esta
última es una de las virtudes más necesarias para un maestro y una muy escasa.
Antes que todo, la paciencia es la consecuencia y el resultado del conocimiento
real. Sólo aquella persona que conozca exactamente las dificultades a superar,
y que pueda juzgar la inteligencia ante ella, puede tener la paciencia para
indicar los errores día a día y ayudar al estudiante a dominarlos. El estudio
serio es largo y el camino está sembrado de dificultades de todo tipo. No deseo
insistir sobre la terrible ignorancia que reina en casi todo el mundo en lo que
concierne al estudio del canto. La gente admite y sabe que el estudio de un
instrumento demanda años de paciencia interminable, pero esperan que el canto
sea enseñado en unas pocas semanas. Al cantar, el cuerpo y el cerebro humanos
deben trabajar simultáneamente; más de un Rubicón aparece en el viaje que debe
ser cruzado a nado o a través de un puente. Sólo el tiempo y la paciencia
pueden lograr la perfección en el entrenamiento físico, ya que el entrenamiento
de la voz es un entrenamiento físico y los atletas saben de cuánto tiempo los
músculos y los nervios requieren para adquirir ciertas cualidades de habilidad
y resistencia."
Texto
extraído y traducido de Singer's
pilgrimage, Blanche Marchesi, Boston, 1923.